Desde el comienzo de la crisis de Siria en 2011, millones de niños y jóvenes sirios han buscado refugio en los países vecinos de Egipto, Iraq, Jordania, el Líbano y Turquía. Se estima que alrededor del 50% no asiste a la escuela. Los gobiernos de los países de acogida y otras partes interesadas consideran que el aprendizaje no formal es una forma alternativa de proporcionarles los conocimientos y las competencias que necesitan para prosperar y sobrevivir después del desplazamiento. Pero también se enfrentan al importante reto de crear sistemas que reconozcan tanto el aprendizaje no formal de los refugiados sirios como el aprendizaje, las cualificaciones y la experiencia vital que han adquirido en su país de origen.