Senado IX Legislatura: 01/04/2008 al 27/09/2011

Señorías, para entender lo que estamos discutiendo en esta moción, deberíamos saber de dónde venimos, deberíamos conocer dónde estamos en este momento y, a su vez, tener claro hacia dónde vamos. Partimos de la base de que lo que se decía era que el que valía hacía el bachillerato y el que no, se iba a hacer formación profesional. Eso nos ha marcado y nos ha lastrado los últimos cincuenta años. Mientras en Europa y desde la OCDE se ponía en tela de juicio la formación profesional de larga duración, aquí en España estábamos en 1955 todavía aprobando una Ley de formación profesional industrial que creaba una especie de carrera obrera, en todo caso alternativa distinta a la educación general. Tuvimos la oportunidad en 1970, con la Ley General de Educación, de haberlo cambiado y, sin embargo, se quedó en nada, la FP se quedó como una carrera paralela para los sectores menos favorecidos. Hemos tenido que esperar hasta la llegada de la LOGSE, en 1990, para que verdaderamente se pusieran en España las bases de un sistema moderno de formación profesional. Se vincula por primera vez la FP con el sistema productivo, se integra la formación profesional en los institutos de enseñanza secundaria y, además, se introducen las prácticas en empresas. Por lo tanto, ¿de dónde venimos? Pues venimos de un sistema que nos ha retrasado enormemente —lo decía la señora Baig— y por ello llegamos seguramente tarde a la formación profesional. ¿Dónde estamos? Pues yo quiero romper una lanza en favor de los acuerdos de todos los partidos políticos en torno a la formación profesional, pues de los pocos temas en los que ha habido una estabilidad normativa ha sido precisamente la formación profesional. En 2002, después de la LOGSE, se aprueba la Ley Orgánica de las Cualificaciones y de la formación profesional, se fijan las cualificaciones que serán referentes para los títulos de FP y de los certificados de profesionalidad, se aprueba un real decreto en el año 2006, tras la promulgación de la LOE, que revisa los nuevos títulos y se adapta a los requerimientos del sistema productivo; se promulga en 2007 un real decreto donde se integran los subsistemas de formación ocupacional y de formación continua y, apenas en octubre del pasado año, se marcaba una hoja de ruta —que se está cumpliendo— en el marco del Plan E donde se crean los centros de referencia nacional, los centros integrados de formación profesional y la acreditación de competencias adquiridas mediante la experiencia laboral. Señorías, llegamos tarde, tenemos menos oportunidades de fallar. Hemos conseguido avances, hemos conseguido que el número de alumnos de FP este año ascienda un 7,8 %; tenemos tasas de formación profesional de grado superior aceptables; hemos incrementado las de grado medio pero tenemos puntos débiles, el más importante es la baja tasa en la formación profesional de grado medio, la poca cualificación de la población ocupada española. Tenemos la integración de los subsistemas, pero seguramente falta dar un vuelta de tuerca —que es lo que nosotros proponíamos en nuestra posible enmienda transaccional— a la formación, a la integración, a la vertebración de los subsistemas. ¿Adónde vamos? Pues, señorías, todavía lo tenemos que decidir. El a dónde vamos está todavía en nuestras manos. Hasta ahora —lo decía la señora Baig— hemos llegado a acuerdos importantes en esta Cámara. Es una pena que hoy no ocurra lo mismo, lamentamos que no sea así, pero todavía tenemos por delante —pase lo que pase en esta votación— un escenario que, como mínimo, es de una gran expectativa, por no hablar de optimismo. Estamos trabajando por un pacto por la educación donde la formación profesional tendría que estar —en palabras del ministro— en el corazón del sistema. Estamos en un momento en el que deberíamos ser inteligentes y poner el acento en lo que nos une porque, señorías, en cuestiones de formación profesional —como se viene viendo en esta Cámara— tenemos muchas cosas en común. Nos podemos sorprender de lo cerca que podemos estar en muchas cuestiones. Termino, señor presidente. El Pacto por la Educación no debería hacer que cada partido abdicara de sus principios, de sus convicciones más profundas, pero tampoco deberíamos consentir que esas convicciones hicieran imposible el llegar a un buen acuerdo. Nosotros no podemos votar a favor de esta moción pero, como digo, pedimos el esfuerzo de todos porque todavía tenemos mucho camino por andar. Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario Socialista.)