Mucho se está hablando en los últimos meses sobre el aprendizaje formal e informal. Es por ello que mi primer post está dedicado a este asunto clave para el futuro de nuestra sociedad.

 

El reconocimiento de todos los estudios realizados dentro de la educación superior está ordenado por el Sistema Europeo de Transferencia de Créditos – ECTS desarrollado en el proceso de Bolonia.

 

En España, para facilitar el reconocimiento de competencias entre la Formación Profesional del sistema educativo y la Formación Profesional  para el Empleo, disponemos del Sistema Nacional de Cualificaciones Profesionales, lo que en teoría permite reconocer  las competencias adquiridas en cualquiera de ellos para obtener las acreditaciones de Títulos de FP  o los Certificados de Profesionalidad.

 

Aunque la lógica es aplastante, las competencias da igual cómo se adquieran, lo importante es que sean útiles para su aplicación al trabajo; se han hecho muy pocos progresos en la aplicación del reconocimiento de créditos entre universidades del Espacio Europeo de Enseñanzas Superiores, o de competencias entre los dos subsistemas de la FP.

 

Pues bien, el Consejo de la Comisión Europea va más allá desde hace años, y en diciembre de 2012 publicó la “Recomendación del Consejo sobre la validación del aprendizaje no formal e informal”. En ella pide a los estados miembros que, antes de 2015, tengan implantados sistemas que permitan la validación del aprendizaje no formal, que se obtiene por ejemplo con cursos de empresa, y el aprendizaje informal, que se adquiere con actividades cotidianas como el trabajo o viendo un vídeo en YouTube, y que dan lugar a competencias útiles para el trabajo.

 

Pongamos un caso imaginario, un joven de 17 años que estaba cursando la FP se ha ido a trabajar a un supermercado de mediano tamaño en una urbanización inglesa de la costa de Alicante. Ha hecho de cajero, almacenero, y el cierre de caja todos los días. Realizó varios cursos de Dependiente en modalidad eLearnig. Además de atender a los clientes ingleses, ha ido a una academia y se ha echado una novia inglesa con la que se relaciona a través de Skipe y Facebook. Después de 10 años, la crisis le ha enviado al desempleo y su única acreditación es la de la enseñanza básica.

 

Es un caso no tan imaginario en nuestro país, seguro que con situaciones similares en otros muchos sectores. En estos casos un proceso de validación de competencias les permitiría completar sus competencias con rapidez y obtener una certificación que le permita incluso acceder a otros niveles educativos.

 

Las certificaciones sirven para una mayor transparencia sobre las capacidades disponibles entre la mano de obra, ayudan a compaginar la demanda laboral, promueven una mayor transferencia de las competencias entre empresas y sectores, facilitan la movilidad en el mercado laboral hacia sectores en crecimiento y ayudan a la recuperación económica.

 

Frente a las ventajas de un sistema de validación, los sectores más puristas de nuestros sistemas educativos ya tienen listos los argumentos para oponerse, “un sistema de validación se convertirá en un coladero que desprestigia al sistema y nuestro trabajo”. Esto sin tener en cuenta que la validación de competencias se puede realizar utilizando los mismos métodos que se utilizan para evaluar el aprendizaje formal, sin que ello contradiga los principios europeos de calidad en materia de educación y formación.

 

La validación del aprendizaje no formal e informal forma parte de la Estrategia Europa 2020 como una contribución esencial para cumplir los objetivos de lograr un crecimiento inteligente, sostenible e integrador. En 2020, los empleos que exijan un alto nivel de competencias habrán aumentado en un 20%.

 

La calidad de educación y la oferta de competencias han crecido en muchos países con poblaciones mucho más jóvenes. Cada vez hay una mayor oferta de educación apoyada en las nuevas tecnologías del aprendizaje que facilita el acceso a la misma sin barreras. La competitividad europea está en juego.

 

Acabo ya con una noticia esperanzadora y es que cuatro países de la UE ya tienen establecidos sistemas de validación del aprendizaje no formal e informal en todos los niveles incluyendo la enseñanza universitaria por lo que parece que este modelo tiende a expandirse y consolidarse.

 

¿Crees que la validación del aprendizaje no formal e informal puede ayudar a reducir las tasas de desempleo en nuestro país? .