Tesis doctoral presentada por Natalia González Morga el día 22 de enero de 2015.
La delimitación de este referencial permitiría concebir la FPE como una profesión que ocupa un espacio en el campo de actividades profesionales de la sociedad, que brinda un servicio de acuerdo a unas normas contextuales y deontológicas que delimitan la ocupación; que previene el intrusismo profesional; que establece garantías para una tarea profesional de calidad; y, por último, que establece niveles de cualificación, certificación y acreditación para reclutar a profesionales competentes.
Dicha realidad nos llevó a plantearnos los objetivos de nuestra investigación: (1.) describir los perfiles de la formación para el empleo considerando las funciones, las actividades profesionales y las competencias; (2.) conocer las afectaciones que sufrirán los profesionales de la FPE debido a las transformaciones estructurales del contexto; y (3.) establecer propuestas y fundamentos básicos para un plan de formación y de desarrollo profesional para los profesionales de la FPE.
Para ello, el trabajo se constituyó en tres bloques: el primero, agrupa el marco teórico y contextual, que aborda aspectos como: la contextualización de la Formación Profesional para el Empleo en España, y también en Europa; así como una revisión en profundidad sobre la profesión, profesionalización y profesionalidad de los profesionales de la Formación para el Empleo a partir del análisis de las diversas realidades europeas en relación a los requisitos de acceso y formación exigida, competencias, identidad, desarrollo y desempeño profesional.
El segundo bloque está conformado por el marco empírico, donde se plantea los componentes metodológicos integrantes en la investigación para conseguir la información deseada, el proceso y las fases del mismo, así como los instrumentos y herramientas utilizadas. Se concretan las orientaciones metodológicas adoptadas y se justifica una investigación basada en un paradigma interpretativo y una metodología mixta.
Y en el último bloque, se detallan los resultados de la investigación y su interpretación. Ahondando en los hallazgos de esta investigación cabe destacar que se han impuesto tres perfiles profesionales - el gestor de la formación, el formador y el orientador- con sus respectivas funciones, actividades profesionales y competencias específicas y transversales; y que vienen acompañadas de indicaciones a modo de prospectiva sobre futuras necesidades formativas, limitaciones y potencialidades que va a encontrar el profesional de la formación, posibles transformaciones estructurales que modificaran el espacio de actuación del mismo, así como algunas indicaciones y directrices para ofrecer un programa formativo de carácter prescriptivo, andragógico y adaptado al marco de cualificaciones profesionales.