La intención es que los monitores con título puedan ejercer en toda España y en Europa.
Zaragoza, 23 de enero de 2017.
La consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, ha anunciado este lunes que el Gobierno de Aragón trabaja en la modificación del decreto que regula las Escuelas de Tiempo Libre, es decir, de aquellos centros que forman a los monitores y directores de tiempo libre.
Broto ha hablado sobre esta cuestión en una reunión con los responsables de las Escuelas de Tiempo Libre en el Instituto Aragonés de la Juventud (IAJ), junto a su gerente, Adrián Gimeno. Y es que antes de cerrar las modificaciones del decreto, se tendrán en cuenta las consideraciones de los profesionales que trabajan en este ámbito.
"Se trata de una modificación muy necesaria porque este decreto procede de 1986 y la sociedad ha cambiado mucho, al igual que las actividades que se organizan. Por eso la formación de los monitores debe ser diferente", ha explicado la consejera.
Broto ha destacado la necesidad de que las propias escuelas hagan sugerencias sobre los posibles cambios ya que, ha dicho, "estamos hablando de la formación de personas que luego van a trabajar en comedores y transporte escolar, actividades de tiempo libre, campamentos…
Asimismo, ha insistido en que el otro objetivo de estos cambios que se están diseñando es que los monitores y directores de tiempo libre aragoneses puedan tener una acreditación de competencias que les permita ejercer tanto en España como en el resto de Europa.
Las escuelas de tiempo libre forman a dos tipos de perfiles profesionales: monitor y director de tiempo libre. En el caso de los directores, en la actualidad deben seguir un curso teórico de 100 horas y otras 100 de prácticas. Para el caso de los directores el número de horas teóricas asciende a 150.
En los últimos 10 años, desde 2006, han obtenido el título de monitor de tiempo libre en Aragón un total de 21.186 personas y de director de tiempo libre, 1.074.
En un principio esta titulación estaba dirigida a una población joven, de menos de 30 años, universitaria o desempleada y en un alto porcentaje femenina. No obstante, a partir de 2000 esta tendencia cambio ya que, por ejemplo, a las monitoras de comedores escolares se les exigió la obtención de este título para poder trabajar.